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Abstract
Actualmente la región Maya y las zonas conurbanas están cambiando su forma de vida, existen muchos contrastes; se observa un desarrollo económico, pero muchos cambios sociales y conflictos de culturas, producto de la migración de jóvenes en la búsqueda de nuevas oportunidades, con el consecuente abandono de sus raíces y la producción de alimentos en su comunidad, limitando o eliminando completamente la transferencia intergeneracional del conocimiento de formas de cocinar y del aprovechamiento de la producción en la milpa, solar, traspatio y todo un sinCn de prácticas alimentaria legendarias. La migración a ciudades o a los centros de una ciudad, puede estar entendido como la fuente de empleo y de consumo y abastecimiento diferente al lugar de residencia, casi siempre el centro es sinónimo de progreso, la cercanía al centro puede en algunos casos generar prestigio y una serie de códigos que socialmente son imitadas en zonas aledañas, como una forma de ser parte del centro de la ciudad, aunque la vivienda se encuentre localizada en alguna lejanía así se imitan cuestiones de comportamiento donde la alimentación también se modifica por querer pertenecer a ese nivel de prestigio. En los migrantes pendulares y migrantes asentados se encontrará que la alimentación aumenta el consumo de productos industrializados, como harinas y azúcares, en los primeros ocasionando que presenten enfermedades que provocan malnutrición y en los segundos, enfermedades crónico degenerativas debido a la disponibilidad física y económica de los alimentos así como la lógica del trabajo. Estos sucesos conforman un modelo alimentario y económico globalizado con prácticas alimentarias que se enfrentan a las dificultades del acceso a los alimentos y problemas graves de salud pública.